martes, 4 de diciembre de 2012

El joven Romano.







Había una vez en la antigua Roma un joven llamada Spurius que no le gustaba mucho la escuela y que a su corta edad de 12 años decidido abandonar la enseñanza elemental que consistía en educar a los jóvenes romanos, sobre el respeto por las costumbre, los antepasados, la unidad social y religiosa según su familia y que cuyos poderes estaban concentrados en su cabeza, pero todas estas cosas al joven le parecían mera imaginación ya que lo que él veía fuera de la escuela era completamente diferente y más divertido.

Se apegó a la enseñanza directa de su padre el cual lo amaba mucho y le encantaba enseñarle a su hijo lo que se hacía y como debería de hacerse y así creció hasta que llego a la edad de 14 años y adquirió el derecho de hacer todo lo que anhelaba; Ya que en la antigua Roma no existía ser mayor o menor de edad, eso era decisión del padre o tutor del joven, ya que solo él podía advertir si ya estaba en edad de usar el atuendo adulto y afeitarse el bozo.

En la adolescencia de Spurius a la edad de 16 años ocupaba un puesto de cargo público, que era nada más y nada menos ocupar un cargo de policía en Roma, hacer ejecutar a los condenados a muerte, dirigir la moneda. Su carrera no se quedaría ahí, pero Spurius vivía con el contante peso de su padre diciéndole que otros jóvenes a su edad ya ocupaban pues tos de mas prestigio y responsabilidades, lo cual tenía sujeto a Spurius a una gran superación profesional, la cual desfogaba entre otras cosas como sus deseos sexuales los cuales no podía tener hasta el matrimonio, cosa que a él y sus amigos no les importaba mucho ya que tomaban a la sirvienta de su casa o en grupo a una sola mujer.

Se les consideraba como los ejecutores y las ejecutados al mismo tiempo, pero a Spurius le gustaba más el deporte en los cuales se destacaba en el esgrima y la caza a caballo con los que llenaba de orgullo a su padre ante la sociedad.

Un buen día se topó con la hija de Genius; Él era un Romano altamente reconocida entre la sociedad y que se rumoraba cuidaba a su hija Appia como su tesoro mas preciado, pero Spurius se encontró con la fortuna de topársela, Genius inmediatamente ordeno apartarlo de su hija, a pesar de que solo la miraba, con gran admiración ya que nunca había visto mujer tan hermosa como ella.

Más tarde Spurius regreso a su casa y pensando aun en aquella chica tan guapa, hizo un dibujo el cual estaba dividido en dos partes una era de cuerpo completo al cual le agrego con detalle la vestimenta de Appia y el otro era de u bello rostro el cual tenía más presente en su mente, pasaron los días y Spurius pasaba varias veces al día por donde había visto a Appia pero solo en ocasiones lograba verla a lo lejos, un buen día se armó de valor y decidió platicarle a su padre que había conocida a una chica hermosa y que quería desposarla, su padre con incertidumbre le pregunto que quien era la mujer que había ocasionado que su hijo decidiera abandonar a su grupo amigos y él le mostro el retrato que había hecho de ella, su padre rápidamente indico que le agravada la chica y pregunto, ¿Quién es el padre de tan hermosa mujer? Spurius respondió: - Genius es el genio de tal creación, padre te pido vayas y le digas que con su hija me quiero casar.

Pronto su padre hizo una cita con Geniusa al cual no le parecía mal partido Spurius y los dos acordaron prepararles un encuentro a los dos jóvenes. Durante la cita Spurius no dejaba de verla pero sin perder el control de su virilidad ni parecer tonto, Appia era tímida pero naturalmente coqueta, después de conversas un tiempo los padres de ambos llegaron Spurius y su padre se despidieron. Ala partida del prospecto y su padre, Appia converso con su padre y le dijo que si se quería casar.

Establecido ya el compromiso pasaba un tiempo, hasta que se fijó el día de la boda. El novio regalo a su futura esposa una alianza de hierro, que coloco en el dedo anular de la mano izquierda de Appia, por que se creía que este dedo estaba conectado con el corazón, y un tiempo después Spurius le dio una sortija de oro.
 Estos regalos, no tenían que ser correspondidos por ella, eran meras muestras de fidelidad al compromiso, ya que la pareja solo tuvo una ocasión para verse antes de los preparativos del matrimonio.
Pronto se llegó el día y Spurius y Appi se unieron, y al mismo tiempo se unieron las familiar de sus respectivo padres y asa crearon un imperio más grande del que ya se tenía.



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